Desde pasada la Navidad de 2015, tras las elecciones
generales del 20 de Diciembre, entré en una especie de letargo producto del
calentamiento de algunas neuronas soñando que iba transportado desde 0 (es
decir la Tierra) al infinito (es decir el Universo). Me sentía como trasladado
en un carro de fuego al modo bíblico del profeta hebreo Elías o como terrícola
al estilo del astronauta ruso, Yuri Gagarin, pensando que tal vez habría
huellas de un Dios que el soviético dijo no vislumbrar ni constatar.
Yo creía ver el asteroide donde el Principito según narra
Saint-Exupéry, que con infantilidad y espíritu transcendente superaba nuestra
melancolía. No me es posible saber cuánto tiempo había transcurrido, de forma
que me dio tiempo a situar las páginas de treinta años de mi vida, en el siglo
XX, para ser publicadas en próximo libro. Espacio y tiempo, términos puestos en
cuestión, combaten con las llamadas ondas gravitacionales, que nos lleva al
tema de nuestra anterior entrada de blog.
Cual Alonso Quijano recupero la realidad y al mismo tiempo
pensaba como Calderón de la Barca que la vida es un sueño. Por eso llego justo
a tiempo para saber que tras aquellas elecciones del 20 de Diciembre de 2015,
en España no fue posible un gobierno democrático salido de las urnas. Cuatro
meses de gobierno en funciones del Partido Popular, de Rajoy, llevaba la
responsabilidad de Estado mientras los problemas nacionales seguían girando con
el Globo mismo. Y en este planeta azul seguían sucediendo acontecimientos
producidos por la Naturaleza y por la misma Humanidad, en presencia del Bien y
del Mal, y como Humanos víctimas o verdugos.
¡Cuántos sucesos positivos y negativos pueden darnos las
hemerotecas y nuestra propia memoria personal y colectiva! Por ejemplo, cosas
que producen dolor y preocupación, por todos los rincones del planeta, y que
nos hieren más cerca en nuestra propia proximidad geográfica. ¡Y cuántas otras
de bellas emociones y de magnífica solidaridad igualmente esparcidas por el
Globo!
Después de la II Guerra Mundial, el mundo y en concreto la
Europa flagelada vio el sueño de una Europa de ciudadanos y de patrias en
unidad de destino común. En nuestros días, del próximo Oriente vienen
llamaradas del desierto; Europa se conmueve y algunos países tienen la
tentación de aislarse de ese destino. Por ejemplo, el Reino Unido acaba de votar
su salida de la Comunidad Europea (BREXIT), lo que muestra decenas de años
después de la muerte de De Gaulle que la petición del genial estadista francés
tenía fundamento cuando se oponía a la entrada de Gran Bretaña como miembro de
la Unión Europea. ¿Reino Unido vs. Reino Desunido? ¿Y el resto de Europa qué?
Mientras tanto en España, tras ese interin de gobierno en
funciones del PP, volvemos a las elecciones de hoy, 26 de junio de 2016, y heme
aquí integrado en mesa electoral con representantes de los partidos
constitucionales: Partido Popular (PP) y PSOE, como dos columnas en medio de
las cuales están los llamados emergentes Ciudadanos (Cs) y Podemos con el joven
Emilio, que en atractiva posición “respalda” esta imagen optimista. Una imagen básica
de humanidad, de cordura y de humor, que multiplicada por enésima potencia
serviría de inspiración a los constructores reales del futuro de España.
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