Dolor por las víctimas
y amor a Galicia
El mes de julio acaba mal para Galicia,
para España y para los que han sufrido
violencia o accidente de cualquier género, en cualquier parte del mundo.
La tragedia en Santiago |
En particular, escribía en mi
blog días antes, que el mes
de julio era un julio caliente, pero termina siendo
doliente. El día antes era un día
poético para el abuelo emocionado, un día después, el 24
de julio de 2013, es un día trágico. El gran Moloch,
inmisericorde, con ayuda de la Velocidad y del Error
conjuntamente, y posible meiga, se ha impuesto a la
Providencia, para confusión de los débiles creyentes.
El tren Madrid – Ferrol con más de
doscientos pasajeros de los más variados lugares salían de la
meseta hacia el Finisterre gallego, hacia Santiago
de Compostela donde puede palparse el Pórtico
de la Gloria. Ellos se han topado con un infierno del
que ya están liberados. Mis lágrimas se
derraman incontenibles por esas vidas segadas
- setenta y nueve, hasta el momento- número de
mi propia edad, y más de diez decenas de heridos, millares de
familiares y amigos desconsolados , millones de personas solidarias
y ciudadanos heroicos ayudando a los
servidores del Estado. La Sociedad y las
Instituciones deben volcarse sobre esas almas dolientes que tienen
que luchar para sobreponerse. Los demás, a no
olvidar jamás.
Tengo personalmente motivos para que mis lágrimas broten más allá de
la pura piedad: soy un gallego adoptivo, Galicia
me incorporó a su seno siendo un adolescente que
venía de la cálida Andalucía. Mañana he de cantarlo :
Hoy sólo digo mi dolor a
todos los que lo comparten.