De mis impresiones
infantiles de postguerra española extraigo el recuerdo edulcorado
de la aventura paterna que voy a
contar, de su oficio de marino voluntario
de la Armada, en una navegación
excepcional. El recuerdo sobre mi padre en esa coyuntura está anclado al
de su navío llamado Juan
Sebastián Elcano. Era un atardecer de
verano de mil novecientos cuarenta y tantos, creo que fue en 1942, en el muelle
de Cádiz, repleto de familiares que
despedían a sus marinos, padres o hijos, con emoción
y angustia al producirse el desamarre y perderse el barco en el
horizonte, en ruta hacia la América hispana, tan vinculada a nuestra
historia y a nuestra sangre. Un viaje que
provocó el primer dolor de adiós
en mi infancia y el posterior orgullo de adolescente al saber que mi padre fue seleccionado como cabo de maniobras
del prestigioso buque-escuela Elcano, construido para navegación de
prácticas de caballeros guardia-marinas,
futuros oficiales de la Armada española. Idea ésta que ya venía de nuestro
siglo XVIII, del ministro de Marina, Patiño, del rey Felipe V, introductor de la Casa de
Borbón, con la Real Compañía de Guardias
Marinas” de Cádiz, 1717.
Doscientos años después, el buque-escuela Elcano, que en
principio iba a ser denominado “Minerva”, fue construido en los astilleros de
Bilbao en 1925 y botado el 5 de marzo de 1927, en la Dictadura de Primo de
Rivera, reinando Alfonso XIII. Un bergantín-
goleta que con su velamen desplegado, poéticamente
se hubiera dicho que era bello como un
cisne , grandioso como un albatros a ras de las olas llevando a la
diosa Minerva como mascarón de proa,
precedida de cuatro mástiles con su
velamen respectivo, mástiles que portan nombres de ilustres buques
predecesores. Diseñado por la compañía Echevarrieta y Larringa de Cádiz
colaboraron en su construcción figuras diversas del país y colaboradores
ingleses. Hoy está modernizado con todos
los adelantos técnicos apropiados
pero manteniendo su
propia capacidad de velero bergantín.
Dicha esta facilitada introducción me dejo llevar por mi simpatía y recuerdo infantil del “buque de mi padre”, el Juan Sebastián Elcano, el más
llamativo de nuestra Armada y uno de los más veteranos buques - escuelas
de Marina del mundo, al que yo pisé su “cubierta” y bajé al “ sollado”, un día entre muchas ocasiones en la
Carraca de San Fernando…
“ Oh!, - escribía yo en mis Relatos - aquel viaje de papá, de mis gozosos años infantiles, viéndole subido al trinquete, saludándonos y
alejándose con su buque, la marinería y oficiales firmes en la cubierta, perdiéndose en el horizonte, rielando
sobre el mar el sol en su ocaso, ¿O eran las lágrimas de mamá y las nuestras
las que nos impedían ver el diminuto casco…? Al cabo de meses volvía nuestro
padre como un rey mago trayéndonos vituallas nunca vistas ni probadas,
productos que descubríamos por primera vez, en aquel patio familiar de San
Fernando, de la España famélica de posguerra: carne de la Pampa, queso de bola,
bebida de mate, piñas tropicales del Caribe …”
Quiero pensar que los españoles que han pasado por la ESO y
el BUP conocen la expedición española
del navegante portugués
Fernando de Magallanes al servicio de España que Inauguró la ruta al Pacífico desde la
península ibérica, en busca de las especias, bordeando América del Sur, encontrándose con
el famoso estrecho que llevó su nombre. Su principal colaborador fue Juan
Sebastián Elcano, un vasco de Guetaria,
militar y experto navegante al servicio de Carlos V, tras la muerte del insigne portugués, en lance con indígenas de
la isla de Cebú, finalizó la empresa dando la vuelta al mundo con la nao la
Victoria, con varias docenas de supervivientes, recibiendo como trofeo el globo
terráqueo con la latina inscripción “
primus circumdidiste me”: “ el primero
que me rodeaste”.
En 1933, etapa republicana, siendo comandante del buque
Salvador Moreno Fernández se puso en la
mampara de la toldilla la frase con el globo terráqueo otorgado con honores por
Carlos V, rey de España y emperador de Alemania.
En este agosto de 2014, aniversario de la aventura americana
del Descubrimiento y de la posterior circumnavegación de Magallanes y Elcano, habiendo realizado el buque-escuela
su 85º crucero de instrucción práctica
de los guardias marinas de la Escuela
naval de Marín, nos trae la noticia de la prensa de un escándalo que afecta al prestigio de buque y que
dice así “Una red captó a tres marineros
de Elcano, dos españoles y un ecuatoriano, para introducir 147 kilos de cocaína en EE.UU.
y España”. Todo lo aclarará la
Justicia, con la Armada y la Guardia civil, pero queda
para nosotros lo esencial : la
gloria no mancillada de Elcano y del
buque-escuela que ha servido gloriosamente
a España más de ochenta años, en el que
han navegado como guardias marinas - corriendo sus riesgos - dos
futuros reyes, padre e hijo: Juan Carlos I
y Felipe VI, entre tantos españoles
profesionales de la Marina
española.
Ahora, año 2014, el veterano
navío, limpio por dentro y por fuera, goza de
buena salud, modernizado con técnica
naval actual, y con su prestigio surcará los mares como antes , sin mancha, con sus caballeros guardiamarinas, llevando también como antes a la América hispana, y al mundo entero el cordial saludo de España y de Europa. Para
mí está claro: La categoría y la esencia
se imponen sobre una
singular anécdota de
mancha producida por la codicia y plebeyez que segregan
las sociedades humanas.