miércoles, 2 de diciembre de 2015

XXI Conferencia sobre el Cambio Climático en París. COP21 (Nov-Dic 2015)








Con ese fino humor e ironía nos lleva el gran columnista malagueño a este París, condolido y vigilante, convertido en anfitrión junto con Naciones Unidas para celebrar la XXI Conferencia sobre el Cambio Climático. Más de medio centenar y medio de representantes de los países del globo se reúnen estos días para hacer frente a otra amenaza más peligrosa que la propia salvajada humana aún caliente: la amenaza de los gases de efecto invernadero, del calentamiento global y en definitiva, del cambio climático.

Atrás quedan otras conferencias menos decisorias, las dos últimas, la de Kioto y Copenhague. Ésta de París parece que va en serio, pese a que hay posturas más o menos científicas en pro o en contra del hecho del cambio climático.

Entre los que no dudan está el Secretario de las Naciones Unidas, los máximos representantes de Estados Unidos y China y aquellos otros de países que viven el tema, algunos en carnes propias.

Representantes de Confesiones Religiosas creen que el cambio climático es un hecho cuyos efectos se dejan  notar preocupadamente, por lo que con vista a un futuro más o menos lejano se puede decir como acaba de manifestar el Papa Francisco que sería un “suicidio anunciado” si no hubiese acuerdo para evitarlo.

¿De qué se trata? De impulsar una nueva era de desarrollo sostenible, de reducir emisión de carbono y hacer frente a los aspectos del cambio climático que amenaza tanto a países pobres como ricos. Pero eso conlleva gastos, enorme inversión financiera, se habla de 100.000 millones de dólares para hacer frente al reto de nuestro tiempo de 2015 a 2050, fecha fatídica, si no se actúa diligentemente.

El objetivo principal es conseguir que la Tierra no se caliente por encima de 2 grados centígrados, al final del milenio 2000. Los Grandes Países deben actuar y los pequeños o países en vía de desarrollo también deben reducir sus emisiones de gas de efecto invernadero obligando a sus empresas a invertir en tecnologías más verdes. Como contrapartida, Alemania, Países Nórdicos y Suiza les suministrarían una ayuda financiera de 750 millones de dólares.

De esta Conferencia de París debe salir un acuerdo planetario: universal, sino vinculante al menos comprometedor, con evaluaciones regulares y cláusulas de revisión necesarias con un calentamiento limitado de 2 grados centígrados y con ayuda a los Estados que adopten medidas y solidaridad con los países que sufran embates de la naturaleza. Recuérdese terribles inundaciones en países del Planeta, sequías productoras de hambrunas en zonas de África, daños y desequilibrios de la forestación. A lo que se suman las nefastas consecuencias de guerras parciales en el globo.

Hace falta una concienciación que venga desde la inspiración de la ONU y de los Países o Estados con sus distintos componentes institucionales de organizaciones, asociaciones, núcleos familiares, entidades culturales, universitarias y colegiales. España debe concienciarse de esta labor por sí misma y por la Humanidad. Y como granadino me gustaría que pronto quedase rectificada esta noticia que escribía IDEAL el pasado 9 de Noviembre: “En Granada, solo la mitad de los institutos granadinos contempla la educación ambiental”.


Juzguen ustedes si una dialogada y consensuada educación para la educación de la ciudadanía sería conveniente y positiva.