Palmeras de bello fuste en peligro |
Evocando mi primera visión de una palmera
datilera, escribía del ayer lejano: “el aroma de aquellos dátiles
que caían de la generosa palmera del patio escolar es uno de los
hermosos recuerdos de mi infancia gaditana”. Lejos
en las brumas del norte gallego ese olor que me
recordaba la erguida y mítica imagen palmeral, me
quedó en el subconsciente hasta convertirse en árbol testimonial
de vida, el de Gran Canaria donde nací, el del “Huerto
del Cura” de Elche, el del inagotable palmeral del Nilo. Las
palmeras de bello fuste se están muriendo al compás que
se agota nuestra existencia. Por ello, dejo de lado las fibras líricas del
sentimiento para plantear su defensa de forma testimonial.
Soy un amante del campo, de huertos y jardines: “Por mi mano
plantado tengo un huerto…” que decía Fray Luis de León. Es
cierto, y una pequeña palmera que planté en 1989. ¡Quién me diría
que ella crecida y bella estaba en peligro!
En 1995, llegó a nuestro país, desde Egipto, una
partida de palmeras ornamentales infectadas por una enfermedad que parecía
estar más o menos controlada. Sin embargo, la costa andaluza y zonas del
interior están siendo testigos de agraciadas y esbeltas
palmeras, iconos de patios de hoteles, jardines y
residencias, que ya permanen sin ramales, con un muñón testimoniando
sacrificios sin remisión. Palmeras, en avenidas y modestas viviendas, que
se van desmochando bajo la
voracidad del exótico depredador.
En el año 2005, se produjo una inmigración masiva en
iguales circunstancias, por lo que se habla ya de “plaga de alto riesgo”, epidemia
a combatir con urgencia. Las administraciones autonómicas españolas afectadas
(Canarias, Levante mediterráneo, Andalucía, etc. ) se han movilizado en
una estrategia combinada contra dicha plaga que no sólo afecta a España, sino
también al sur de Europa. El Parlamento europeo, a la vista de la
extensión del peligro, no cesa de hacer recomendaciones a regiones
y estados miembros de la Unión Europea.
Cruel picudo rojo |
Sabemos que el causante de muerte de las palmeras
es un coleóptero originario de Asia tropical, de
gran fecundidad e inmune a cualquier insecticida o fungicida fitosanitario.
Tiene un nombre científico, y popularmente se le conoce
como “picudo rojo”. Es un gorgojo de gran tamaño, entre dos y cinco
centímetros. Su color rojizo ferruginoso lo hace inconfundible, de “bella
presencia”, pero cruel entre los palmerales.
Sólo en España, ha habido una pérdida de decenas de miles
ejemplares de palmeras, con un daño económico de más
de 9 millones de euros y con el riesgo de la pérdida del patrimonio palmeral,
paisajístico por demás, en el trasunto de
acontecimientos graves que vive hoy España en el olivar y
la huerta, como ayer fue el de las vacas locas.
Vivo regularmente en la Vega de Granada, y he sido presidente
de una asociación de vecinos durante cuatro años. He estado
en contacto con servicios de jardinería municipal
y concejalía de jardines de Gabia, conocedores de la existencia de mi palmera, he
sido cliente de viveros… ¿cómo es posible que yo no haya sido
prevenido de esa plaga, y la forma de combatirla? En el servicio
de Sanidad Vegetal logré informarme.
El picudo ha entrado este año 2013 en mi palmera,
a la que intento salvar con sus dieciocho años de estética
existencia. La empresa alemana Bayer ofrece solución
práctica a la lucha contra el voraz agresor, utilizando el producto
Confidor- 20. LS, con procedimiento de inyección al tronco a baja
presión. También, la empresa holandesa Kopper ofrece otro
producto, Palmanen, que parece efectivo llamado. Una gran esperanza
es la aportación de una estrategia definitiva para acabar con el
picudo a través de un hongo, beauveria bassiana, que acabaría
con él, según parece.
Ciencia y economía están en juego en
estos tiempos de recortes financieros. Pero el problema
se complica si no hay suficiente
información, contribución de esfuerzos, adecuada sintonización para la
cooperación a niveles municipales, autonómicos y estatales, con la
sociedad y los propietarios de palmeras, de viveros concienciados y
estimulados, buena información y cooperación de centros comerciales
de plantas y floristería, y de productos fitosanitarios. Se impone
una responsable cooperación y una adecuada “lealtad
institucional”. ¡“Picudo” problema!
Información:
http://es.wikipedia.org/wiki/Rhynchophorus_ferrugineus
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