Hace una semana, 13 de noviembre 2015, terroristas islámicos producían una nueva
matanza indiscriminada de
ciudadanos parisinos y del mundo , en
varios puntos de la capital de Francia, once meses después del
sangrante atentado de enero 2015
contra el semanario humorístico Charlie Hebdo, reflejado en una entrada de mi blog. Este último impacto terrorista de ISIS contra
París, tan terrible y criminal contra todo y contra todos fue seguido de declaración de guerra del Estado
francés a la Yihad terrorista, obnubilada con la pretensión de construir un califato destructor al estilo
medieval.
Tras un bombardeo
francés a la base yihadista en
Siria responden, de forma fulgurante, células conectadas de Bruselas y Paris
actuantes a 10 kms de L´Ile de France, centro de Paris, el
barrio de Saint Denis, San Dionisio en
versión española. Ahí parece haberse
refugiado uno de los cabecillas de la matanza de días
anteriores en Paris, con peligro de nuevos atentados.
La acción –
reacción ha tenido lugar a primeras
horas de la madrugada en operación relámpago justo en una de las zonas más históricas de la
Francia eterna, anterior al nacimiento de Mahoma, lugar donde se
yergue todavía el símbolo del pasado: la Abadía de Saint –Denis. El
hecho de guerra duró ocho horas,
no voy a insistir por sabido. Parece ser que el cabecilla del ataque
de días anteriores ha pagado con su vida, otro muy
peligroso anda escapado, una joven terrorista
se ha inmolado, hay varios muertos más , varios heridos de la fuerza pública y algunos detenidos .
El miedo y la angustia
invaden a la sociedad civil de todo
signo que anhela la paz y la convivencia. Europa y el mundo están sometidos a una prueba
de las que estamos siendo
conscientes por longitud de onda con
riesgo de ser expansiva. Para ser conscientes de que
la historia no puede menospreciarse
vale la pena volver nuestra mirada a lo que significó la abadía de
Saint- Denis para el arte, la cultura, y el zócalo
espiritual que fue de Francia y de
Europa. “¡Quince siglos nos contemplan!”.
Ojalá que Saint –
Denis pueda ser
foco de inspiración para creyentes
y no creyentes , de todas las
religiones y culturas para vivir
aceptando que “la grandeza del ser humano es pensar y
pensar que el otro es
nuestro semejante y que nada de
lo humano nos es ajeno.” ¡OJALÁ!, en
versión árabe In cha-allah,
porque para nosotros con humildad y sin blasfemia repetimos también “Dios es grande”, ¡Allahu- Akbar!
Recomiendo como “une détente”,
que entremos en el blog de Luis Maté Moreno,
desconocido para mí, al que
agradezco su fino y documentado trabajo
sobre la Catedral - Abadía de Saint Denis
que tanto esplendor irradió en
Francia y en Europa a través de los siglos.