lunes, 27 de enero de 2014

LOS GOBIERNOS CONSTITUCIONALES Y SUS LÍDERES: CRISIS AMENAZANTES

En 1975, muerto el general Franco, se iniciaba en España el post-franquismo,  tras  un régimen autoritario  y dictatorial de 40  años,  fruto de la guerra civil de 1936 y hundimiento  de  la II República del Frente Popular. En 1977 se establecía  el régimen democrático  con la Monarquía  parlamentaria  personificada  por Juan Carlos de Borbón,  con una Constitución de consenso y una transición política modélica.  Era oficialmente  ante el mundo entero la  paz civil  reencontrada  y votada por y para todos los españoles. Resumimos esta etapa de 1975 a 1982, con los nombres de Adolfo Suárez,(Centro) Santiago Carrillo (P.C.), Manuel  Fraga,(Derecha)  Felipe (PSOE) y decenas de grandes políticos, incluidos nacionalistas vascos y catalanes,  en torno a los cuales con el Rey, “motor del cambio”, hicieron posible  esa fecunda y esperanzada  etapa  histórica  para  España.

Damos un  salto en las páginas  de esta historia contemporánea   para recordar, de forma retrospectiva,  los treinta últimos años  donde  vemos  el  resultado  de los   gobiernos y políticas de los  dos  partidos  mayoritarios de la Corona, en el poder y en la oposición,  PSOE y Partido Popular (PP), votados por el electorado   en  recíproca alternativa.

Acabamos de  despedir hace un mes -diciembre  2013- , otro  año  crítico, aún más crucial, que  los españoles venimos arrastrando  tras la gran crisis del último lustro sumada a la de un contexto    mundial preocupante. Avanza  el recién estrenado  año 2014  por la difícil cuesta de enero desde la cual  oteamos,  con deseos  de esperanza,  los  graves problemas  de orden económico y financiero, social-laboral, político-moral que  España, el  marco europeo-americano y el resto del  mundo  tienen  por delante. En el orden de la política internacional  se suman  los efectos  y consecuencias derivados   para Occidente,  desde  la conmoción que supuso  los  atentados planetarios de  Al Qaeda, la yihad islámica,   en  esta primera década  del siglo XXI,  simbolizado  esos horrores  en dos fechas  trágicas, entre otras,  11de septiembre de 2002 (Torres Gemelas, de Nueva York)  y 14 de marzo de 2004 (Atocha-Madrid).

 Con respecto a España,  día siguiente  de esa masacre de  atentado  a los trenes de Madrid, el PSOE -presidido por  José Luis Rodríguez Zapatero-   gana las elecciones generales  en un  clima  de manifestaciones , de contenido  e  indignado dolor.  El jefe del  Gobierno  popular  saliente,   José Mª Aznar, apoyaba a su sustituto, el  vicepresidente  Rajoy que vio esfumada  su  expectativa  de victoria  electoral , que le auguraban   los sondeos.

El joven  leonés, secretario  general  del PSOE  es  el  segundo  presidente  socialista  en  el marco de la Monarquía  parlamentaria y constitucional. Es el segundo presidente socialista  constitucional, pero  carece de las aptitudes y carisma de  su antiguo jefe  Felipe González.  Este político sevillano obtuvo mayorías absolutas,  en los años 80, gobernando con aciertos y  errores, algunos  gestados  en el seno  de su  propio Partido, con problemas  de corrupción, y otros escándalos. Supo  mantener pese a todo  la cohesión del país; “el Estado le cabía en la cabeza” según la expresión  elegante que dijo un día de   su  adversario  político  Manuel Fraga, jefe de la Derecha“.

“Felipe”, para los fieles  contemporáneos, era convencido  europeísta, y  tenía una cierta idea de España que la hizo respetable,  siguiendo la ejemplar  inspiración del Jefe del Estado,  símbolo de la Corona. Mantuvo, por otra parte,   buena  entente  con los nacionalistas vascos y catalanes. Los problemas que le acuciaron, tras una primera etapa  positiva,  le pasaron  factura  y  el  centro-derecha  de Aznar,  desaparecido  UCD y CDS, haciendo dura oposición -¡“Váyase Sr. González”!- logró  atraer a la opinión pública del país,  ganando las elecciones,  a finales del siglo XX. Volvía  el  Centro-derecha   a  gobernar  después de dos lustros en la oposición.

Mientras tanto, a lo largo de ese final de siglo XX, la ciudadanía parecía creer que  el sistema  constitucional  monárquico,  prestigioso en  años anteriores y posteriores al golpe del 23 F 1981, del teniente coronel  Tejero,  parecía asentado  con apoyo de los llamados “nacionalistas  moderados” -catalán y vasco. .Pese a lo cual, seguía pesando  gravemente  el tema terrorista, el  tema  territorial (18 autonomías,  con  el incluido “café para todos”) mal que bien se iban desarrollando; las FF. Armadas  se habían reorganizado  con obediencia  al poder civil constitucional,  en el  marco euro- atlántico;  la economía, con el aporte  financiero  europeo se vio bien oxigenada con  esa  ayuda , especie de Plan Marshall, que ayudó  a transformar  las  estructuras  del País convertido ahora en  país receptor  de  emigrantes.   

Tras Aznar,  todo  parecía ir a mejor,  al menos en  lo económico. Pero, aquella  foto  con el presidente  Bush,  Jr.  en las islas Azores, implicándose contra   Irak,  de Sadam Hussein,  le fue perjudicial : se ganó el reproche de los ciudadanos españoles,  ciudadanía  alentada por la oposición, pues al final  se comprobó  que  había un Sadam, fantasmón  e irresponsable,   pero que  no  guardaba “armas químicas de destrucción masiva”. Otro  error personal  fue  adelantar, con mucho  tiempo y precipitación,  el anuncio de no presentarse a una tercera legislatura, cuando  aún era relativamente joven,  dejando señalado su sucesor,  evitando  indeseables  elecciones primarias . Pero sobre todo,  gestando o gestionando  junto  a Rajoy  y  el PP -por fallos de servicios de inteligencia e información  del Gobierno-  el nerviosismo  y dolor de la opinión pública por los atentados de Atocha. Sabido es  que el gobierno achacaba a ETA la autoría de la masacre hasta el mismo día de las elecciones.  También el papel   que tuvo  el pequeño y ladino Vicepresidente Rubalcaba  haciendo creer a los electores través de la TVE que el  gobierno y el  candidato Rajoy “mentían”.


Llegado  al poder Rodríguez Zapatero,  quedó  esfumado  sino  declarado  muerto, todo recuerdo  de la  Transición de 1977, dispuesto a abrir  otra deseada  transición  que sería ya sin consenso. Su política de apertura de “espacios  de libertad”,  su  llamado “buenismo”, no le dio excesivos réditos;   por otra parte, su  escasa preparación política e intelectual  le invalidó como estadista  y el fracaso  de la política económica de la que hace poco se exculpaba Solbes,  ministro del ramo, con más de  tres millones de parados, propició   su dimisión  y  la humillante derrota  electoral  de su partido.  El  Partido Popular obtiene una victoria  aplastante  con mayoría absoluta;  el gozo en un pozo:  cualquiera diría  que Rajoy recibe un “caramelo envenenado” dado  los muy graves problemas  a los que tendrá que  afrentarse  en su acción de gobierno.  De ello sería necesario hablar en otro próximo momento, pues  el  año 2014 ofrece   amagos de brisa  en  cuanto a lo económico y  marejada con vientos del  este,  en cuanto a  la política nacional e internacional:   vientos que   vapulean  las páginas  de nuestra  Constitución de la concordia nacional.